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Índice
«Dos cuerpos» y
«Movimiento» de Octavio Paz
muestran una visión machista
Elena Garro y Octavio Paz
«Durante mi matrimonio siempre tuve la impresión de estar en un internado
de reglas estrictas y regaños cotidianos que, entre paréntesis, no me
sirvieron de nada, ya que seguí siendo la misma». Así describió Elena Garro su matrimonio con
Octavio Paz, de 1937 a 1959 (García, «Paz y Garro …»). Octavio y Elena se casaron jóvenes, cuando
él tenía 23 años y ella 20 años, y tuvieron una hija Laura Helena Paz Garro
en 1939. En 1944, Paz escribió su
poema «Dos cuerpos», y en 1958, un año antes de solicitar el divorcio de
Elena, escribió su poema «Movimiento» (Wings, «Random … », Hornton, «Paz …»).
Estos dos poemas miran el mundo por lentes de género: mientras que «Dos
cuerpos» revela una visión de
erotismo, sexo y relaciones entre una pareja que es machista y simplista,
«Movimiento» continúa la asignación de «comportamiento apropiado al género» a
todo el mundo. Podemos imaginar que la
actitud reflejada en estos poemas tenía mucha que ver con los comentarios de
Elena sobre su matrimonio. Como los
hombres en general en su cultura mexicana, Paz pensaba en un balance entre
los sexos pesado fuertemente al lado de los hombres.
La
actitud machista del primer poema empieza inmediatamente con el título: «Dos
cuerpos» —no «Dos personas» ni «Dos amantes» ni «Dos almas», sino «Dos cuerpos», objetos sexuales inertes,
como en la queja frecuente de hoy de mujeres, cuando dicen que «él piensa en
mí como un objeto sexual». El título
le advierte al lector que el poema no se trata de interacciones de personas
como seres humanos inteligentes, con admiración mutua y respeto mutuo, sino
de objetos sin razón, juntos momentáneamente sólo por casualidad de la
naturaleza.
Inmediatamente,
la estructura del poema refuerza lo que el título insinúa. Las estrofas son básicas, simples,
repetitivas: siete sílabos por verso, sin rima, tres versos por estrofa y
sólo cinco estrofas. La estructura de
cada estrofa es la misma, con palabras idénticas, con variación sólo en las
metáforas: en cuatro estrofas tenemos «Dos cuerpos frente a frente / son a
veces … / y(en) la noche …», y la última estrofa también repite esto
parcialmente «Dos cuerpos frente a frente / son … / … ». Esta simplicidad refuerza el sentido de una
interacción al nivel básico, primordial.
Además, empezamos a obtener el sentido que ésta es la única
interacción de los dos cuerpos: en «la noche». En la visión machista, el encuentro
principal entre los sexos ocurre en la cama, en la noche. En esta visión, ésta es la razón de ser de
las mujeres. La mujer es un objeto
sexual para la cama, no una alma gemela para compartir su vida. Paz reflejaba este pensamiento cuando los
recién casados viajaron a España durante la Guerra Civil. Su nueva esposa Elena Garro era
excepcionalmente inteligente y una escritora excelente por mérito propio,
cuyas obras veía el mundo más tarde.
No obstante, de acuerdo con el machismo de la época y el lugar, Paz y
los intelectuales no aceptaron a una mujer como parte de su círculo: «Su
comportamiento [de Elena Garro] fastidioso le granjeó la antipatía de gran
parte de los intelectuales que acudieron a España a luchar por la República.
Garro fue marginada debido a sus quejas y costumbres burguesas, sobre todo de
parte de su marido, que le hacía constantes reproches: “No sé por qué te he
traído”, le repetía Paz, harto de sus berrinches» (Villeta, «Una poblana
…»). Podemos percibir el sentimiento:
el lugar de la mujer está en la cama, en la noche, inerte, callada, haciendo
amor con su esposo, como una esposa sumisa debería hacer —y no en la compañía
de los hombres, que, después de todo, conforman el género inteligente de los
movedores del mundo.
Las
metáforas del poema completan esta imagen del erotismo de acuerdo con el
machismo de Paz y generalmente del mundo hispano de la época. Las noches que le gusta más al hombre son
aquellas cuando su mujer cumple con esta obligación: (1) cuando los dos
cuerpos son «olas» y la (cama en) «la noche» es un «océano» —o sea, cuando el
hombre y la mujer se muevan en sexo en paralelo, y (2) cuando los dos cuerpos
son «raíces» «enlazadas» en (la cama) en la noche —o sea, cuando el hombre y
la mujer están entrelazados en un abrazo sexual. Estas noches son como deberían ser. Por contraste, «a veces» la mujer no llega
a la cama dispuesta a cumplir su deber: en estas ocasiones hay (1) distancia
fría, como «piedras» en el «desierto», o (2) animosidad completa, como
«navajas» bajo «relámpago». Aparentemente
para Paz, con dos estrofas con metáforas positivas y dos con metáforas
negativas en el poema, era la mitad y mitad si la noche vaya a ser a su gusto
o no. La última estrofa parece resumir
la situación total, porque omite «a veces»: en el transcurso de todas las
noches, los dos gastar sus vidas como «dos astros / que caen en un cielo
vacío» —meteoros con sus rastros brillante.
Por casualidad, están juntos en el universo por un instante, pero en
algún sentido viajan a solas en la vida, por el universo.
Es
una visión de la relación entre mujer y hombre muy limitada —una visión
machista. ¿Dónde está la relación
interpersonal? —como buscada en la
queja de mujeres: «quiero que él piensa en mí como una persona, no sólo como
un objeto sexual». Podemos imaginar y
sentir la frustración de Elena en 1944, siete años en su matrimonio, cuando
Paz escribió los sentimientos de este poema.
Avance
rápidamente catorce años a 1958.
Octavio Paz había viajado al oriente en 1952 y fue cautivado por la
mitología oriental, que añadió a su interés en la mitología azteca. El resultado fue su poema «Movimiento», que
habla de ambas mitologías. La
estructura del poema es parecida a la de «Dos cuerpos»: en este caso, hay
pares de versos en lugar de triples, y cada par consiste en casi «metáforas
en reverso» de elementos de la naturaleza «frente a frente» con pretendido
carácter masculino o femenino. Son «en
reverso» porque en lugar de aplicar imagines de la naturaleza a seres
humanos, como es lo normal, en este caso el poema hace lo opuesto y aplica
las metáforas de mujer u hombre a los elementos de la naturaleza. Cada uno de los trece pares tiene la
estructura repetitiva y simple de «Si tú eres … / yo soy …», que compare un
elemento de la naturaleza «de género femenino» con algún elemento «de género
masculino».
Por
ejemplo, en la mitología azteca precolombina, «la parte masculina se
identifica con el cielo y el fuego», como en el verso 16, «Yo soy el fuego
enterrado». Por contraste, se
identifica «la [parte] femenina con la tierra y el agua», como en el verso
17, «Si tú eres la boca del agua» (Underwood,
«Poesía …»). En la mitología oriental,
el principio femenino, yin, está relacionado con la tierra, lo receptivo y la
fertilidad, como en el primer verso, «Si tú eres la yegua de ámbar», en que
la yegua simboliza la tierra y la fertilidad.
Por otro lado, el principio masculino, yang, en esta mitología
oriental es el principio activo que se asocia con el cielo, lo creativo, la
fuerza, la energía y la luminosidad, como en el segundo verso «Yo soy el camino de sangre».
En esta distribución de géneros,
el principio de los «hacedores» del mundo es, por supuesto, masculino. Esto es el principio activo, de
«movimiento», como en el título del poema.
El principio femenino, por otro lado, es receptivo, pasivo, y dirigido
por el principio masculino. Es
machismo con apoyo de la mitología. En
efecto, estas metáforas de género se reversan, y las imágenes de la
naturaleza y la mitología describen al «tú», mujer, y al «yo» hombre. El «yo» está diciéndole al «tú»: «tú,
mujer, eres pasiva, receptiva, y tiene que ser dirigida por mí, el
hombre. Por otro lado, yo soy fuerte,
creativo —un hombre de acción y movimiento».
Tal vez en ningún lugar sean las
ideas de Octavio Paz sobre lo apropiado del machismo mexicano más claras que
en su ensayo «Los hijos de la Malinche» sobre la «mexicanidad», publicado
entre los dos poemas en 1950: «Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto,
por oposición a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado. El chingón es el macho, el que abre. La
chingada, la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. La relación entre ambos es violenta,
determinada por poder cínico del primero y la impotencia de la otra. La idea
de violación rige oscuramente todos los significados» (Paz, «Los hijos
…»). Los poemas «Dos cuerpos» y
«Movimiento» muestran fuertemente estos sentimientos de Paz sobre el género,
y el machismo de su «mexicanidad».
Aunque la situación para mujeres es mejor hoy, la lucha contra esta actitud
continúa.
Obras citadas
García, Luis Augusto Montfort. «Paz y Garro. Una complicada pareja». Milenio.com. El 26 de marzo de 2014. Consultado el 8 de noviembre de 2014 en
http://www.milenio.com/firmas/luis_augusto_montfort_garcia/Paz-Garro-complicada-pareja_18_268953175.html
Hornton,
Scott. «Paz – ‘Motion/Movimiento’». Harper’s Magazine. El 15 de diciembre de 2007. Consultado el 28 de noviembre de 2014 en
http://harpers.org/blog/2007/12/paz-motionmovimiento/
Paz, Octavio.
«Los hijos de Malinche». Ensayo
4 del libro «El labirinto de la solitud».
1950. Consultado el 8 de
noviembre de 2014 en
http://detoro.files.wordpress.com/2008/04/malinche.pdf
http://detoro.wordpress.com/2008/04/28/los-hijos-de-la-malinche-ocatvio-paz/
Underwood, Leticia
Iliana. «Poesía de convergencias:
mitología cosmogónica en "Movimiento" de Octavio Paz». Universidad Nacional Autónoma de México, Literatura
Mexicana, Vol. 7, No. 2, 1996.
Consultado el 8 de noviembre de 2014 en
https://revistas-filologicas.unam.mx/literatura-mexicana/index.php/lm/article/view/244/244
Villeta, Javier Molina.
«Una poblana en la Guerra Civil española». La Jornada de Oriente. El 16 de abril de 2009. Consultado el 8 de noviembre de 2014 en
http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2009/04/16/puebla/molina17.php
Wings, White. «Random Poetry Translations--Octavio
Paz, Dos Cuerpos». Sulekha.com. 2005.
Consultado el 28 de noviembre de 2014 en
http://creative.sulekha.com/random-poetry-translations-octavio-paz-dos-cuerpos_27498_blog
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