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La mujer por Amparo Ochoa Abrió los ojos, se echo
un vestido, se fue despacio, a la
cocina. Estaba oscuro, sin hacer ruido, prendió la estufa, y a la
rutina. Sintió el silencio como un
apuro, todo empezaba en el
desayuno. Dobló su espalda, gozó un suspiro, sintió ridícula la esperanza. Al más pequeño le ardió la
panza, rompió el silencio, soltó un llorido. Sirvió a su esposo, vistió a los niños, cambió pañales, sirvió los panes. Llevó a sus hijos para la
escuela; pensó en la dieta que se comían. Midió el dinero, compró verduras, palpó lo gris de su
economía. Formó en la cola de las
tortillas. Cargó a Francisco. Miró la calle. Por todas partes había mujeres, todas compraban y se movían; cumplían aisladas con sus
deberes, le recordaban a las
hormigas. Sintió de pronto que eran
amigas, sintió que todas eran amigas. Volvió a su casa, casa rentada, vio más amigas desde la
entrada. Le dio a Francisco con qué
jugar, barrió los pisos, tendió las camas. Se vio al espejo, miró las canas, juntó las cosas, en cocinar, cortó las papas, las puso al fuego, y a la manteca la hizo chillar. Ahora lo crudo se ha
transformado, estaba listo para comer. La casa entera tiene otro ver, de nuevo listo pa’ ser usado. Puso la mesa, sirvió a los niños, cambió pañales, cortó los panes, limpió de nuevo mesa y
cocina. Le dio a Mercedes la medicina; pidió su turno en los
lavaderos. Talló vestidos y pantalones, miró la ropa tendida al sol, como si ayer no se hubiera
hecho. La misma friega todos los días, se caminaba de nuevo el
trecho. Sintió la vida como prisión, se le escapaba todo lo
hecho. Se va la vida, se va al agujero como la mugre en el
lavadero. Se va la vida, se va al agujero como la mugre en el
lavadero. Cruzó palabras con sus vecinas; hubo sonrisas en formación. Toda la raza en su cantón, se las arregla con el
trajín. Siempre mujeres, cumpliendo
oficios que se entretejen sin
tener fin. Ser costureras, ser cocineras, recamareras y planchadoras; ser enfermeras y lavanderas, también meseras y educadoras. Muy diligentes, afanadoras, a sus familias las dejan
listas, rumbo a la escuela o hacia el
trabajo para que puedan chequear
las listas. Se daba cuenta de sus afanes, y de los cines sabía un
carajo. Para ellos siempre la vida es
seria, pero se ahogaban en la
miseria. Se va la vida, se va al agujero como la mugre en el
lavadero. Se va la vida, se va al agujero como la mugre en el
lavadero. Se fue derecho para su nido siempre pensando planchó la
ropa. Todo lo roto dejó zurcido, tenía un momento pa’ descansar. Se abrió la puerta y entró el
marido también molido de trabajar. Puso la mesa, sirvió la sopa, para quejarse no abrió la
boca. Se rieron juntos y platicaron. Se habló de niños y de dinero, de las vecinas, de algún dolor, de los camiones y del
patrón. Lavó los trastes, tiró basura, durmió a los niños, cambió pañales. Como aire que entra por la
ranura, los dos jugaron con su
ternura. Le dio la vuelta a la
cerradura; durmió de pronto todos sus
males. Se va la vida, se va al
agujero, como la mugre en el
lavadero. Se va la vida, se va al
agujero, como la mugre en el
lavadero. Se va la vida, se va al
agujero, como la mugre en el
lavadero. Se va la vida, se va al
agujero, como la mugre en el
lavadero. Se va, se va, compañera, como la mugre en el
lavadero. Se va la vida, se va al
agujero, como la mugre en el
lavadero… |
Woman by Amparo Ochoa She opened
her eyes put on a
dress, went slowly to the kitchen. It was
dark, without making noise, turned on the stove, and to the routine. Felt the silence
as a discomfort, everything started at breakfast. Bent her
back, enjoyed a
sigh, felt ridiculous hope. The
youngest hurt in his belly, he broke
the silence, let out a cry. She served
her husband, dressed the
children, changed
diapers, served the breads. Took her
children to school; planned the menu to be eaten. Counted her
money bought
vegetables, felt the tightness of her budget. Waited in
line for tortillas. Carried
Francisco. Looked at
the street. Everywhere
there were women, all were
buying and moving; each was
fulfilling her duties, they reminded her of ants. Felt
suddenly they were friends, felt they were all friends. Returned to
her house, rented house, saw more friends from the entrance. Gave
Francisco something to play with, swept the floors, made the beds. Looked in
the mirror, saw her
gray hair, gathered
the things, to cook, cut the
potatoes, put them to
cook, and the hot lard made it hiss. Now what
was raw has been transformed, was ready to eat. The whole
house has a new look, again ready to be used. Set the
table, served the
children, changed the
diapers, cut the
breads, cleaned again table and the kitchen. Gave
Mercedes medicine; asked her turn in the laundry. Measured
for dresses and trousers, looked at the
clothes hung in the sun, as if yesterday it had not been done. The same
drag every day, walked anew the path. Felt life
like a prison, escaped
everything done. So goes
life, goes down the hole like muck in the sink. Goes life,
goes down the hole like muck in the sink. Exchanged
words with her neighbors; were smiles in formation. The entire
“race” in her neighborhood, copes with the grind. Always
women, fulfilling jobs that are intertwined without end. Be a
seamstress, be a cook, maids and
ironers; be nurses
and laundresses, as well as waitresses and educators. Very
diligent, eager, to their
families they leave lists, heading to
school or towards work, so they can check the lists. Took
account of her efforts, and about movies knew nothing. For them life
always is serious, but they were drowning in misery. So goes
life, goes down the hole like muck in the sink. Goes life,
goes down the hole like muck in the sink. Went
straight for her nest, always thinking ironed the clothes. Everything
torn left mended, She had a
moment to rest. The door
opened and entered her husband also beaten by work. She set the
table, served the
soup, to complain never opened her mouth. They
laughed together and talked. Talked
about kids and money about the
neighbors, about some pain, about the trucks and the boss. She washed
the dishes, threw out
the trash, put the
children to bed, changed the diapers. As air
enters through the crevice, the two played with their tenderness. She turned
the lock; put to sleep quickly all her woes. So goes
life, goes down the hole, like muck in the sink. Goes life,
goes down the hole, like muck in the sink. Goes life,
goes down the hole, like muck in the sink. Goes life,
goes down the hole, like muck in the sink. Goes, goes,
friend, like muck in the sink. Goes life,
goes down the hole like muck in the sink... |